Wednesday 16 September 2020

Para prevenir las epidemias, ¡mayor biodiversidad! (DÍA 2)

 BUSCA EN EL TEXTO:

  “salto de la barrera entre especies”

 vector de transmisión

especie invasora vs especie autóctona


Existe un interés creciente por estudiar las interacciones entre el cambio global y la salud humana. Por ejemplo, la expansión de enfermedades por el cambio climático, la mortalidad y la morbilidad por eventos climáticos extremos, el asma relacionada con la contaminación o la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.

Estas últimas representan aproximadamente un 17% de las enfermedades infecciosas a nivel mundial. La mayor carga de estas enfermedades, que afectan de forma desproporcionada a las poblaciones más pobres, corresponde a las zonas tropicales y subtropicales.

El sur de Europa ha vivido en estos últimos años la aparición o reaparición de la malaria en Grecia, la infección por el virus del Nilo occidental y Chikunguña en Italia y España, el dengue en Portugal y la esquistosomiasis en la isla francesa de Córcega.  

Llama la atención un dato que manejan las personas expertas en biología de la conservación. Afirman que alrededor del 70% de las enfermedades infecciosas emergentesy casi todas las pandemias recientes, se generan en animales, y su origen son las interacciones complejas entre animales salvajes y/o domésticos y humanos.

¿Y qué tiene que ver la biodiversidad con todo esto? Parecería que nada, o incluso que juegue como un simple elemento potenciador de los efectos: más animales salvajes, más peligros



Pero, como siempre, debemos evitar las miradas lineales y considerar los mecanismos complejos de alimentación y retroalimentación, también indirectos, entre sistemas vivos. Veamos:

  • La destrucción acelerada de los hábitats (para aumentar la producción agrícola o ganadera, o maderera, etc.). La artificialización de los espacios y su extensión aumenta las posibilidades de contacto con ambientes donde viven animales salvajes o vectores de enfermedades infecciosas, que pueden ser huéspedes de microbios inofensivos. Eso hace que exista un aumento del riesgo de contagio debido al contacto más cercano entre el ser humano y/o el ganado y los animales salvajes (ejemplos: Ebola; SARS; Nipahl).  A este fenómeno se denomina “salto de la barrera entre especies”.







  • Transformación de hábitat y pérdida de especies autóctonas a favor de especies invasoras/exóticas.                                                                                                     Aquí lo que actúa es la pérdida/poca eficacia de mecanismos defensivos de competición, depredación, parasitismo que favorecen la mayor circulación o instalación de patógenos (a través de mosquitos, aves migratorias, etc.) que así tienen mayor posibilidad de llegar al ser humano (ejemplos: paludismo, Chikunguña, malaria). Se alteran los equilibrios entre especies, se alteran sus mecanismos de defensa y, por tanto, aumenta la probabilidad de que patógenos y microbios circulen fácilmente hasta llegar al ser humano.







¿Qué plantea todo esto?

  1. Pensar en la pérdida de biodiversidad implica pensar más allá de la pérdida de especies (relación directa). El funcionamiento complejo de los ecosistemas y las conexiones entre todos sus niveles nos obliga a ponderar también la existencia de efectos indirectos.


  1. El control de las enfermedades infeccionas tiene que empezar en la recuperación de los equilibrios ecosistémicos, lo que conlleva replantear profundamente nuestro sistema social y económico.
             Ejemplos: la aparición del virus Nipah en Malasia en 1998 estuvo relacionada con la intensificación de la producción de cerdos en los bosques tropicales[1] donde viven los reservorios de murciélagos. Los orígenes del virus del SARS y el Ébola se remontan a los murciélagos que son cazados (SARS) o que habitan en regiones en desarrollo humano creciente (Ébola). La actividad humana facilita su expansión, o promueve su salto a seres humanos, o su mutación y aumento de la peligrosidad. Los métodos intensivos de cría de ganado hacen que los animales domésticos estén concentrados y sometidos a mucho estrés fisiológico, además de a dosis altas de medicinas y químicos relacionados con su alimentación, lo que hace que las posibilidades de mutación de virus que ya tienen esos animales, su propagación o su depredación por parte de vectores de transmisión de enfermedades sea más eficaz.


TENIAMOS LA VACUNA Y LA HEMOS DESTRUIDO

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