La Hipótesis Gaia fue formulada por primera vez por James Lovelock y Lynn Margulis.
La idea clave es que la Tierra (o más bien la parte de la Tierra habitada e influida por los seres vivos, Gaia) funciona como un ser vivo, es decir, podría
entenderse como un superorganismo compuesto por distintos seres vivos.
Algunas características básicas de los seres vivos son:
• Mantenimiento de un equilibrio interno, que además es el óptimo para el organismo. Por
ejemplo, en el caso del cuerpo humano la temperatura es casi siempre la misma. Desde que
se expandió la vida, el planeta ha mantenido en un rango pequeño la temperatura, o la
acidez y salinidad del mar. Esas condiciones son las mejores para el desarrollo de la vida. Por
ejemplo, la vida se desarrolla mucho mejor a una temperatura de 15oC que de 65oC, ya que
requiere menos consumo de energía.
• Responde a estímulos externos. Los seres humanos, a través de los sentidos (vista, olfato,
gusto, tacto, oído) podemos, por ejemplo, esquivar una rama que se caiga de un árbol. La
Tierra ha mantenido más o menos la misma temperatura a pesar de los cambios en la
radiación solar. Esto lo ha conseguido regulando sus ecosistemas para que las
concentraciones de CO2 en la atmósfera aumenten o disminuyan para mantener una
temperatura equilibrada.
• Se autorrepara. Cuando nos hacemos una herida nuestro cuerpo es capaz de sanarse solo.
La Tierra en el pasado ha sido capaz de recuperar los equilibrios que tenía. Por ejemplo,
cuando cayó el meteorito que hizo que los dinosaurios se extinguiesen, la Tierra fue capaz de
volver a retomar el equilibrio de temperatura, acidez y salinidad de las aguas.
• Tiene un sistema de obtención de energía y materia del entorno para permitir su
funcionamiento. Los aparatos digestivo y respiratorio serían parte de ese sistema en nuestro
cuerpo. Los ciclos, como el del agua, el carbono o el nitrógeno, serían ese mecanismo de
obtención de materia. La energía la obtendría a través del Sol y la usaría de múltiples formas
(fotosíntesis, viento, etc.).
• Se desarrolla. Crecemos en las etapas infantiles y, posteriormente, centramos nuestras
energías en ganar complejidad. A pesar de los periodos de extinción masiva de especies, la
historia de la Tierra ha sido la de una evolución hacia grados crecientes de complejidad.
• Se reproduce. Aunque esta no es una función que se produzca en todos los seres vivos en
todo momento. Esta es la característica más complicada, pues desde luego no está claro
cómo se puede reproducir Gaia (generar vida en otros planetas), ni que sea el resultado de
otro planeta con vida (aunque hay teorías científicas, la panspermia, que sostienen que la
vida se originó en la Tierra a partir de virus y/o bacterias que vinieron del espacio exterior).
Si Gaia fuese un organismo de organismos, estos últimos deberían estar “al servicio” del organismo
mayor, del mismo modo que nuestras células y órganos lo están supeditadas al conjunto de nuestro cuerpo. De esta forma, deberemos observar comportamientos de organismos ilógicos desde el punto de vista de la supervivencia del individuo o grupo, pero funcionales a Gaia. Además, tendría que apreciarse un alto grado de coordinación (y no de competencia) entre los organismos, como ocurre entre nuestras células.
Algunos ejemplos:
• En un bosque, una buena parte del agua que llueve proviene de la transpiración de sus plantas. Dicho de otra forma, los vegetales alimentan al conjunto de seres vivos de ese
ecosistema. Las plantas terrestres consumen la mayoría de su energía en la transpiración.
No en la fotosíntesis, sino en la evapo-transpiración. Por cada julio de energía que una
planta ha utilizado del Sol para la fotosíntesis, cien julios los ha utilizado con su bomba de
aspiración, evaporando agua en sus hojas y ramas. Pero cualquier árbol que inventara una
bomba de ascenso de los nutrientes medianamente eficaz podría evitar la
evapotranspiración y ese “desperdicio” energético. Por ejemplo, un corazón humano
podría hacer el trabajo para una secuoya, con la ventaja añadida de que la secuoya no
perdería agua. De este modo, resulta obvio que el árbol trabaja poco para sí (ese 1% de
radiación solar que usa en la fotosíntesis), pues trabaja básicamente para Gaia: casi toda la
energía que capta del Sol sirve a una función gaiana, de la que también se beneficia.
• El salmón remonta el río y desova en su cabecera no (solo) para sobrevivir, sino para
fertilizar el bosque a través del oso que lo pesca. Con ello devuelve a la tierra una parte de
los nutrientes que los ríos habían llevado al mar. Por supuesto, el comportamiento del
salmón debe permitir la supervivencia de su especie, pero “trabaja” para Gaia. Al ayudar
el salmón al reciclado de materia, Gaia se facilita la existencia a si misma y con ello la
pervivencia de una diversidad y cantidad de vida mayor.
• Un banco de peces atacado por depredadores tiene menos probabilidades de sobrevivir
que si los peces se dispersasen, algo que no sucede. La visión gaiana es que el pez y el
banco deben alimentar a los depredadores hasta el punto de que el pez y el banco tienen
menos posibilidades de sobrevivir con su comportamiento.
• La urea de los mamíferos contiene energía química aprovechable, pero los mamíferos la
“desperdician”, ya que no la metabolizan (salvo en casos de necesidad imperiosa) y la
donan al ecosistema, donde es clave para fertilizar el bosque.
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