El metabolismo industrial del sistema dominante de producción y consumo impacta en todo el planeta hasta el punto de sumergir a la sociedad mundial en una grave crisis ecosocial, multidimensional y global. El cambio climático es el ejemplo paradigmático, su impacto futuro estará condicionado por las decisiones presentes (individuales, colectivas, políticas, económicas, culturales, etc.). Así pues, la crisis climática es un problema que debemos afrontar y enfrentar ayudando a las sociedades, a través de la formación de sus miembros, a una toma adecuada de decisiones que faciliten su mitigación y también la adaptación a sus efectos.
La magnitud de los problemas a los que hemos abocado a los sistemas naturales que mantienen la vida en la Tierra es tal que muchos de ellos ya se encuentran comprometidos. Nuestra ecodependencia e interdependencia hacen que la educación deba facilitar una cultura de la sostenibilidad basada en la vida y en el respeto a todas sus formas y procesos y permitir que las futuras generaciones puedan convivir en paz y de manera sostenible.
El alumnado, a través de la competencia ecosocial, desarrolla el entendimiento del ser humano como ecodependiente e interdependiente capaz de realizar una comprensión sistémica de la realidad pasada y presente. Le ayuda a ser consciente de los límites ecológicos y a ser capaz de actuar dentro de ellos y de ajustar su actividad al funcionamiento de los ecosistemas. También facilita la reflexión sobre las posibles transformaciones personales y colectivas y herramientas para una toma de
decisiones que permita avanzar hacia una transformación social hacia sociedades justas, democráticas, descarbonizadas y sostenibles. Su fundamento debe ser el conocimiento científico y el desarrollo de un sentido crítico respecto de los sistemas socialmente construidos (cuidados, cultura, política, economía, comunicación…).
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